Rosario

Vagabundear sin rumbo es uno de los placeres que el viajero debe darse en Rosario. Los barrios regalan encuentros constantes con las famosas mesas de pollo, enormes parrillas donde se preparan estas aves a las brasas; este lugar posee un cementerio con portada estilo neoclásico tardío: el Panteón Español (1830), sus monumentos funerarios antañones y su forma octogonal son muy sugerentes.


El antiguo Real de Minas del Rosario fue fundado el 3 de agosto de 1655. Hacia finales del siglo 18 era el pueblo más rico del noroeste. Durante 290 años se excavaron más de 70 kilómetros de túneles para extraer oro y plata. Debido a los hundimientos del piso ocasionados por los socavones, el templo consagrado a Nuestra Señora del Rosario, concluido en 1759, fue trasladado de su lugar original, piedra por piedra, hasta la plazuela donde se encuentra actualmente. Los chorizos de lomo de cerdo de Rosario tienen fama en todo el estado y más allá desde hace muchos años; el más solicitado actualmente es el chorizo La Reina. Los amaneceres y las tardes suelen acompañarse de tamales de coco y mango (en la región abundan estas exquisitas frutas). Si deseas saborear un chingazo (gaznate), pregunta por doña Hermelinda.

 

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