Estero Palo Verde

El recorrido por los manglares comienza con un paseo en bote y un calor pegajoso insoportable, aunque al apreciar el paisaje, el malestar se olvida.
El cuerpo es invadido de adrenalina cuando los guías indican que hay una gran cantidad de cocodrilos, que en una noche, que es cuando salen, llegan a contar cerca de 100.
Los ojos de los visitantes se hacen más grandes y buscan a su alrededor algún reptil que pueda fotografiarse.
La mayoría de los cocodrilos le tiene miedo a las lanchas, puesto que las oyen y se van, comentan los guías para tranquilizar a los visitantes.
Conforme se avanza en el recorrido, el manglar da cuenta de su magnitud; todo es verde, todo tiene vida propia.


Las copas de los árboles son propiedad de las aves pescadoras que miran la lancha extrañadas, como si reconocieran que no es parte de su ecosistema.
En las playas de Armería se encuentra el Centro Ecológico de Cuyutlán, cuyo tortugario no sólo protege tres especies de tortugas que llegan a desovar en las playas de Colima, pues también está dedicado a la protección y conservación de iguanas y cocodrilos, aunque las tortugas siguen siendo el principal atractivo.
Las tortugas bebés son soltadas en el mar y habrá que esperar 15 años para que regresen a estas mismas playas.

 

Estero Palo Verde

 

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